Con la ayuda del gobierno, nuestro consejo comunal, comenzó
un proyecto de agricultura urbana, de manera que podamos sembrar y cosechar
alimentos libres de agroquímicos en una forma que no perjudicamos el suelo,
reciclamos desechos orgánicos en nuestro compostero, contribuimos a la
soberanía alimentaria nacional y empezamos a derrumbar la alienación de la cual
nuestra comunidad es víctima.
Todos los viernes en la mañana, abrimos la puerta del huerto
y trabajamos en él, estando siempre a disposición de los vecinos que quieran
traer sus desechos orgánicos, comprar algunos productos a precios muy
solidarios o involucrarse en las actividades del huerto.
El Comienzo.
Un miembro de la comunidad quien posee un pedazo de terreno
que actualmente está elaborando un proyecto personal, lo ha prestado a la
comunidad desde el mes Julio de este año. El monte bastante crecido lo llenaba
todo, ¡Ni siquiera se podía ver la pared del fondo!
Algunos niños de nuestra comunidad entre las flores del
cilantro. Pronto se secarán y se
convertirán en semillas para la siembra y para el intercambio con otros huertos
de agricultura urbana: Trueque de semillas.
En conjunto con el CIARA (Capacitación e Innovación para
Apoyar la Revolución Agraria) y algunos estudiantes, cortamos el monte y
despejamos el terreno para poder sembrarlo. Ahora se puede ver la pared al
fondo. Del otro lado de la misma, sobre la Av. Se encuentra nuestra cartelera
comunitaria.
No siempre todo es trabajo duro, podemos hacer una pausa
para descansar o conversar sobre política. Algunas veces un vecino nos trae
algún refrescante jugo recién hecho.
Un vecino haciendo surcos para
plantar las semillas
La vida que comienza a crecer
El CIARA también nos provee de
semillas para empezar la siembra, al igual que algunas herramientas como piquetas,
rastrillos, carretilla, etc.
Plantamos unas cuantas semillas
de lechuga criolla en un pequeño semillero, que es una pequeña porción de
tierra donde crecen las plantas “bebés” para luego ser trasplantadas a las
terrazas. Cada semana se van trasplantando de manera que se tienen terrazas con
distintos tiempos en vez de una sola siembra. Esto nos permite consumir la
siembra en distintos momentos y no se pierden los productos.
También dejaremos florecer
algunas de estas lechugas criollas, para obtener algunas semillas. Ahora
estamos produciendo nuestras propias semillas en vez de comprarlas. También se
utilizarán en intercambios de semillas con otros huertos.
Afortundamente el clima de
nuestra ciudad es bastante húmedo, de esta forma la lluvia hace crecer los
vegetales sanos. Sólo de vez en cuando pedimos algo de agua a los vecinos del
huerto para regar las plantas cuando no llueve.
Aparte del cilantro y la lechuga
criolla, hemos sembrado zanahorias, brócoli, maíz, garbanzos, cebollín, sábila,
acelga, calabacín y pimentón.
Las semillas de calabacín y los
frutos han llegado! No se usaron agrotóxicos, sólo el abono de nuestro
compostero.
¡Zanahorias! Toman bastante tiempo
para crecer. Hoy las deshierbamos y tapamos los tubérculos que estaban a la
vista.
La idea es aprender mientras se
hace, en vez de tener clases en un salón. Trabajamos en el huerto y nuestro
facilitador Bernardo Loaiza del CIARA nos enseña sobre los diferentes cultivos
y también los participantes hacen sus aportes en base a las experiencias que
puedan tener.
El maíz es una planta tan
resistente, ¡crece porque crece!
Desherbando la siembra, con
flores de cilantro en el fondo y primer plano. Pronto producirán las semillas.
¡VEN A TRABAJAR CON NOSOTROS TODOS LOS VIERNES DE 9AM A 12M EN LA AVENIDA 5 CON CALLE 15!
Por Tamara Pearson.