Siendo testigos el día de ayer de ese gran empate con sabor a victoria ante la selección de Paraguay y embargados de la emoción que nos produjo ver lo que difícilmente era posible conseguir, es buen momento para que reflexionemos y entendamos de una buena vez, que no somos menos que nadie ni que nada, que hoy como sujetos históricos estamos llamados a construir un mejor país. Sepamos que para todo logro, los esfuerzos deben ser hasta el último minuto. Todos y cada uno de nosotros somos importantes y necesarios, sólo unidos podemos vencer. Nuestra selección de fútbol nos pone un ejemplo y al mismo tiempo un desafío a todos nosotros desde cada espacio de lucha: por más cuesta arriba que estén las cosas, se debe batallar sin descanso. Desde el gol en el minuto 4 y hasta los dos goles en los últimos 4 minutos, con la asistencia del portero de la selección en el último gol, hay un buen número de lecciones aplicables a nuestro combate diario.
Detengámonos un momento a pensar en lo sucedido en el juego y contrastemos con nuestras realidades.
Detengámonos un momento a pensar en lo sucedido en el juego y contrastemos con nuestras realidades.
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